Tengo un pensamiento que me viene repetidamente a la cabeza cada vez que descubro un nuevo pedacito de España: el marketing no es lo nuestro. Creo que tenemos tantas cosas buenas que no sabemos ni qué seleccionar ni cómo venderlo.
La última vez que me asaltó este pensamiento fue este verano cuando contemplé por primera vez la Olla de San Vicente. Este enclave, sería el reclamo turístico perfecto para visitar cualquier país, la atractiva portada que te engancha y te hace interesarte por el resto del patrimonio natural de ese lugar.
Muchos dirán que mejor, que así no se llena de gente que bastantes somos. Pero es que para eso está el turismo sostenible, no hay que esconderlo, sólo gestionarlo adecuadamente.
El paseo que os traigo hoy transcurre por la ribera del río Dobra hasta alcanzar la Olla de San Vicente. es tranquilo, en sombría y sin apenas desnivel. Son 2,4 kilómetros en los que continuamente disfrutaremos de un paisaje de árboles verdes y aguas cristalinas de color turquesa.
El camino, muy ancho y firme al principio se vuelve más estrecho y rocoso cuando llevamos recorridos una tercera parte más o menos. Punto donde tienen que dar marcha atrás quienes han intentado hacerlo con sillas infantiles.
Esta segunda parte del trayecto se complica un poco, pero sólo unas pocas decenas de metros. Es un tramo de camino estrecho que discurre entre una pared casi vertical a nuestra izquierda y un pequeño terraplén a nuestra derecha, que nos lleva directamente al río. Aquí tendremos que tener cuidado si vamos con peques y especialmente si hacemos la ruta en epocas en los que la zona pueda estar húmeda y resbaladiza.
Pasado estos metros, el camino vuelve a ser seguro y arropados entre arboles llegaremos hasta nuestro objetivo final.
Por longitud y complejidad, está especialmente indicado para niños a partir de 5 años, ya que existe esa zona que comenté anteriormente, donde el camino se estrecha demasiado e incluso falta una parte y hay que dar una gran zancada para seguir adelante. Pero con cuidado y precaución, ya vereis cuando llegueis al final, que querer es poder y que los peques son todoterreno.
Casi desde el principio de la ruta, existen varios accesos desde el camino a la orilla del río que te intentan tentar continuamente a que no sigas y te quedes allí dandote un chapuzón. Creo que el primero está justo donde nos encontramos con el Puente Vieyu, un puente románico sobre el río Dobra que añade interés a la ruta y belleza al paisaje.
No os dejeis convencer y completar la ruta hasta el final. Cuando llegueis a la Olla de San Vicente, vereis que realmente ha merecido la pena resistir la tentación y seguir adelante. Unas pequeñas cascadas y un lago de forma circular, cuya profundidad incrementa el color de sus aguas turquesas hasta conseguir una armonía de colores tal que hacen de este paisaje roce la perfección se presentará ante nosotros. Será entonces cuando nos entren las prisas por encontrar un hueco donde sentarnos y disfrutar de este entorno con la calma y sosiego que trasmite.
Aunque existe una alternativa a la meramente contemplativa. Podemos seguir el camino un trecho más, subir un pequeño repecho de unos 5 metros donde nos encontraremos con una pradera donde podemos sentarnos y tomar algo. Es más cómodo que la primera zona llena de piedras, pero desde aquí no hay las mismas vistas que desde abajo.
Sí que tendremos que pasar por aquí si queremos ir hasta la zona de las cataratas que habíamos visto desde abajo. Es un pequeño camino de más o menos el mismo desnivel que nos ha traído hasta aquí arriba y que sale a la derecha. Desde aquí los más intrépidos se lanzan a las pozas desde las rocas.
Como llegar: Como veis, el camino para llegar hasta aquí es fácil, aparcar el coche más complicado. Desde Cangas de Onis, a la altura de la Oficina de Turismo, cogemos la N-625 dirección Tornín. A unos 5 kilómetros llegamos a Tornín, unos 800 metros después y antes de pasar por encima de un puente, veremos a nuestra izquierda el Restaurante Puente Dobra. Ahí mismo sale el camino que deberemos tomar y que va paralelo al río Dobra, y ahí mismo, a la derecha de ese camino, encontraremos espacio para unos 8 coches, uno de esos puede ser nuestro si hemos sido madrugadores. Las coordenadas son: 43.307036, -5.130080. Si no es así, tenemos otra opción siguiendo la carretera por donde veníamos y a unos 400 metros más adelante (43.303631, -5.132895) hay otro ancho arcén donde caben unos cuantos coches más.
Si vamos con niños y ya no hay hueco en el primer aparcamiento os recomiendo que se quede allí algún adulto con ellos y el conductor sea el que vaya hasta el segundo aparcamiento. El camino desde el coche hasta el punto de salida de la ruta hay que hacerlo por el arcén de la carretera, por lo que así evitamos riesgos innecesarios.
Pues poco más que explicar y mucho más que ver. Si teneis algo más que añadir o simplemente contar vuestra experiencia, vuestros comentarios son siempre bienvenidos.
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