Enebral de Hornuez: entre sabinas milenarias

Parece mentira como con el paso del tiempo cambia tu perspectiva de las cosas más simples, y algo que hace unos años te horrorizó o te pareció un absoluto desatino, unos años después no te parece tal aberración o simplemente eres más permisivo o transigente en tu percepción. ¿Será la edad? ¿la nueva situación familiar? Pues no lo se, quizá un poco de cada cosa. 

El caso es que hace unos días, estábamos en Riaza y fuimos a pasar la mañana a uno de los rincones más pintorescos y únicos de Segovia. Ya casi pegando con Burgos y cerca del Parque Natural de las Hoces del Riaza se encuentra el pueblo Moral de Hornuez y muy cerquita del mismo la Ermita de Hornuez. 

Ermita de Nuestra Señora de Hornuez

Esta ermita fue construida, como la gran mayoría, tras una aparición acontecida en dicho lugar. En este caso en particular, parece ser que unos pastores trashumantes que trasladaban ovejas merinas desde Soria a Extremadura decidieron hacer noche en este lugar. Y en ese lugar intentaron por todos los medios hacer fuego sin ningún éxito, hasta que se dieron cuenta que, desde las ramas de una impresionante sabina, una imagen de la Virgen, se lo estaba impidiendo. Esto debió de ser allá por el siglo XIII. Siglos después, a principios del siglo XX, esta imagen venerada desde la época en que aconteció el milagro, tuvo que ser sustituida por la que hoy en día podemos contemplar, ya que, sinrazones del destino, desapareció entre las llamas de un incendio provocado por alguna de las velas que los feligreses postraban a sus pies. 

Bonito ejemplar de sabina y Ermita al fondo

Pero lo que más me atrae de esta zona, no es la ermita que fue reconstruida a principios del siglo pasado, sino el hermoso bosque de sabinas que la cobija.

Estas sabinas milenarias de grandes troncos retorcidos y ensortijados, poseen un encanto es sí mismas que no lo pasa desapercibido a nadie. Hasta 2010 en este bosque podíamos contemplar la sabina más grande de España, unos 600-800 años. 19 metros de altura y 5,18 metros de perímetro que no pudieron resistir una tormenta de agua, nieve y viento. Fue una gran perdida, pero no por ello el lugar ha perdido su encanto. En ese bosque podemos seguir paseando entre maravillosos y raros ejemplares.

La controversia de este lugar, y al hilo de lo comentado al principio de la entrada, es que esta zona también es un área recreativa, con lo que ello conlleva: zonas de merendero, columpios... y lo más escandaloso, desde mi punto de vista dado lo peculiar de la zona, las barbacoas. Hace años, buscando mantener la pureza de la zona, no compartí esta "urbanización" de la zona. Hoy en día, como madre, no solo lo entiendo, sino que le encuentro ventajas de disponer de mesas y columpios, pero con las barbacoas no transijo. No se si será cuestión de más años o esto será inamovible de por vida. 

Nudo en uno de los troncos que podría dar vida a un personaje parlante

Para alcanzar este magnífico lugar, nosotros tomamos la A-1, nos desviaremos salida 133 hacia Villalvilla de Montejo. Después tomamos en la rotonda la salida de Villlalvilla de Montejo y a los pocos metros, una desviación hacia la derecha que nos indica Ermita de Hornuez. Seguimos unos cuantos kilómetros por la BU-V-2391. Al principio el paisaje es un páramo llano, gris y poco atractivo, pero según avanzamos, vamos viendo como va cambiando poco a poco este yermo paisaje a zonas más boscosas y verdes. Finalmente de nuestra carretera saldrá una desviación hacia la derecha, con un cartel que indica "Enebral de Hornuez" y unos metros más allá un cartel informativo. Ya sólo queda aparcar el coche, darnos un reconformtante paseo y, si vamos a hacer barbacoa, tener mucho cuidado con el fuego. Las fuentes que hay por la zona nos ayudarán a dejarlo totalmente apagado.